Armados con la tienda de campaña para proteger al bebé del sol, la loción 50+, toallas, sombrillas y el periódico del sábado, nos abalanzamos sobre la arena fina a una hora inóspita (las 10 de la mañana!!!!) en la que descubrimos una fauna bien diferente a lo que llamábamos playa en temporadas anteriores de nuestra vida. Nos damos cuenta de que nos hemos dejado algunas cosas, claro, pero vamos razonablemente equipados para ser la primera vez.
Cat duerme la siesta y nosotros nos regodeamos en las aguas cristalinas, impolutas y casi desérticas, un punto de frescor reconfortante cuando fuera estamos ya a trenta y tantos, mientras dejamos que los abuelos le adoren en el portal de plástico anti UV y vean en directo su sonrisa de conquistador y sus primeras carcajadas y "ajgjoooos". Y él encantado de estar panza arriba, claro....
5 Kilos ya, empieza a necesitar dos brazos para sostenerlo, y yo recuerdo lo que fué San Juan el año pasado entre ruinas romanas y empiezo a necesitar vacaciones tras este año tan tremendamente diferente, para hacer balance y dejar el poso adecuado con las cenizas de lo que el fuego abrasador se llevó.
Dejo un enlace para el protector para la playa, que no está nada mal, lo tienen en Toys'R'us: