domingo, 12 de enero de 2014

Euskadi pre-navideño en 3 días (I)

Hace tanto que queríamos ir al País Vasco pero siempre se iban cruzando cosas antes, que ahora que hemos ido me arrepiento de no haberlo hecho antes... Es una maravilla. Os dejo el resumen de la escapada, en la que Cat disfrutó creo que tanto como nosotros...

Dia 1 - Barcelona - Donostia (San Sebastián)

Llegamos sobre las 17: 00, ya casi de noche, lo justo para aparcar en el parking de la Concha y salir a dar una vuelta. Era Santo Tomás, y el ambiente por el Casco Viejo era impresionante, mareas de gente celebrando... En el extremo derecho de la Playa de La Concha, cerca del centro y el precioso Ayuntamiento, está el Tiovivo centenario  y un pequeño conjunto de columpios para los peques, que fue la recompensa de Cat después de un día de coche potente (580 Km, unas 7 h con paradas).

Nos dimos unas vueltas por el Bulevar y el Ensanche, todo lleno de tiendas y perfecto para pasear, compramos unas manoplas y como estábamos recién llegados no nos atrevimos a potear de pie por la infinidad de bares abiertos, sino que buscamos un lugar recogido y cerrado  donde picar algo e ir a descansar al hotel

Esta vez no llevamos cuna de viaje para no ir tan cargados sino un invento hinchable que fue bastante correcto, ya pensando en si en el futuro algún amiguete viene a dormir a casa. Ocupa plegado en su auto-bolsa con asa unos 50cmx 20 cm y no pesa, bastante portátil.

http://www.eurekakids.es/puericultura/worlds-apart/mi-primera-cama-de-viaje-readybed

Dia 2 - Donostia - Bilbao

Nos despertamos en un inusual día soleado y nos fuimos a recorrer La Concha de punta a punta, desde el Tiovivo hasta las esculturas de Chillida, sobre las rocas del otro acantilado a lo que llaman el "Peine del Viento", al pie del funicular. Tardamos una horita en hacerlo, teniendo en cuenta que Cat iba parándose a ver cada perro, cada corredor , cada personaje que se bañaba en la playa (olé los vascos) ... Es estupenda esta ciudad volcada sobre el mar, con un paisaje espectacular y un aire de realeza de otros tiempos. Y el mar, chocando furioso contra los acantilados, y aterrizando más mansamente luego en la recogida playa. La parte de adoquines del final casi acaba con el carro, pero lo superamos...

Volvimos al centro y jugamos un rato a pelota en el Kiosko del Bulevar, y luego fuimos a ver el Casco Viejo de día, que es una preciosidad y se te abre el estómago en cada esquina, esos pinchos variopintos y tan apetecibles en los mostradores... 15 o 20 calles peatonales para disfrutar.

Luego por la tarde fuimos a admirar la Catedral, en medio del ensanche, y a recoger los trastos para poner rumbo a Bilbao apurando la siesta de la tarde de Cat. Paramos en Zarautz  (22 Km, 20 min) a darle la merienda. La playa más larga de Euskadi, con un paseo marítimo digno de recorrer también, y esa belleza del monte pegado al mar, el verde y el verde-mar, que tan reconocible hace a esta zona. No me extraña que Arguiñano esté enamorado de ésto. Esas rutas en bici y senderismo que nos quedan para el futuro en la lista de pendientes...

Llegamos a Bilbao sobre las 18:00, una hora más tarde (85 Km), y tras perdernos varias veces gracias al GPS (está-ahí-delante-justo-pero-no-podemos-llegar-y-nos-desvían-a-Lugo-otra-vez) aparcamos en el Arenal para subir al hotel. Salimos a dar una vuelta por la Plaza Nueva (típica plaza real cuadrada de todas las partes de España pero repleta de bares de pinchos que ya querríamos en casa...) y a hacer una merienda-cena para recogernos pronto y ver Bilbao bien al día siguiente.

Dia 3 - Bilbao-Vitoria

Y al despertar otro día aún más soleado si cabe. ¡15 grados! Nos fuimos a ver el Guggenheim directamente bordeando la Ría (del Nervión) desde el Arenal, pasando por sus múltiples puentes espectaculares, todos con su cuidada personalidad, el enorme árbol delante del Ayuntamiento, y cruzamos al otro lado por el puente de Calatrava. Las vistas eran inmejorables y había algunos músicos por las esquinas de la estructura que hacían el instante aún más bonito.

Cat jugó con las patas de la escultura-araña "Mamá" y disfrutó en el parque de delante del museo mientras nosotros nos tomábamos un capuccino a ritmo de jazz al aire libre, con el solete en la cara. No sé quién disfrutó más. Luego subimos a ver al "Puppy", un enorme perro de flores que preside la entrada del museo por la parte superior y ya entramos al centro, la Plaza Moyúa y demás, donde Cat se quedó dormido del esfuerzo (eran las 12) y nos dedicamos a hacer tiempo hasta la hora de comer, viendo tiendas como si fuera Paseo de Gracia en Barcelona, haciendo compras, un café.... Acabamos en un restaurante espectacular en el que él despertó cuando nosotros ya acabábamos de comer dónde él dio cuenta de unas lentejas y un bacalao a la vizcaína.... Los camareros no se lo creían, ¡él ya estaba totalmente integrado! Menos mal que es demasiado pequeño para el Txacolí...

Luego salimos a cerrar la vuelta por el puente del Arenal y a ver el Casco Viejo y las Siete Calles en detalle, el Mercado..... Da gusto disfrutar de tantas zonas peatonales, con tantas tiendecitas, entre ellas una muy friki en la que había una camiseta de los Stark de Juego de Tronos en la que en vez de "Winter is coming" decía "coge una rebequita que parece que va a refrescar", estuvimos riéndonos horas con esa bobada, ya ves, lo que tiene estar de vacaciones..... Tras coger unas trufas y un poco del turrón típico de Bilbao (Soconusco) en Arrese para la familia (ojo que es una delicia que pesa una barbaridad y es dulce para volverte diabético) nos resistimos a llevarnos un poco de cada barra de turrón del escaparate y pusimos rumbo a Vitoria, ya de noche. No te das cuenta casi de que Bilbao es un hoyo hasta que sales por ese tremendo puente en alto por encima de las montañas, camino a la autopista. Es como Andorra, o más bien Mónaco, ese rollo de montes altos y mar (o ría en este caso) todo apelotonado y luchando por el espacio, cuesta arriba, cuesta abajo... Pero con un centro fantástico, ahora para vivir está claro que debe forjar el carácter....

Día 4 . Vitoria -Gasteiz  -  Barcelona

Vitoria ya no tiene nada que ver aparentemente. Son sólo 70 Km más abajo, pero podría ser más bien algo de Castilla y León, mucho más plano, más castellano, y el frío ya hizo su aparición, como si de Burgos se tratara. El interior es lo que tiene.

Dimos una vuelta por el precioso centro medieval peatonal (la Almendra Medieval lo llaman), y nos acercamos a ver la impresionante Catedral gótica, que sólo ella ya merece una parada en esta ciudad, que está de obras pero aún así no desmerece nada. Nos faltó acercarnos a ver el Pesebre a tamaño natural que dicen que es el mejor del mundo...

Y empezó a llover, así que empezamos ya la vuelta, recordando ese lugar en el que las panaderías y las pastelerías son lugares muy diferentes y dónde nos dejamos, como casi siempre, muchas más cosas por hacer de las que hicimos... ¡pero lo disfrutamos como enanos y preparamos el estómago a conciencia para la Navidad! Para un fin de semana largo, no está nada mal.